Chupete ¿Amigo o enemigo?

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Esforzarnos por conseguir dentaduras fuertes en nuestros pequeños es una de nuestras prioridades, muchos de vosotros nos preguntáis si podéis o no ofrecer el chupete a vuestros hijos o si el daño va a ser irreparable.

Desde que el niño nace succionar se convierte en un acto espontáneo. Un acto que le proporciona sensaciones muy agradables. El problema nos lo planteáis cuando no podéis evitar que vuestro hijo succione el chupete o su propio dedo.

Que el bebé se acostumbre a utilizar el chupete no es malo aunque debemos prestar atención para que no se abuse de él y así desprenderse de él no sea tan difícil en un futuro. Si el niño lo utiliza hasta los dos años no va a provocar daños en sus arcadas dentarias. Al contrario de lo que algunos piensan el chupete es menos dañino que la succión del pulgar porque ejerce menor presión sobre los dientes.

El chupete además se convierte en la vida del niño en un excelente analgésico cuando hay dolores y se ha demostrado que reduce la incidencia de la muerte súbita. Pero no os podemos decir que no supone un riesgo para la dentadura del niño. El uso del chupete desvía los dientes inferiores de forma lenta y hacia dentro. Los dientes que se encuentran en el mismo plano se separan y salen hacia fuera. Si su utilización se prolonga más de dos años, los caninos (colmillos) chocarían entre sí sin dejar que la dentadura cierre correctamente (se conoce como mordida abierta) Pero, aunque su uso descoloque los dientes, su recuperación es posible. A los pocos meses de interrumpirlo en la vida del niño, los dientes recuperan su posición natural. Siempre que sean antes de los dos años de vida.

La succión del dedo y el chupete se consideran hábitos de succión no nutritiva y hay varios aspectos que debéis conocer:

  1. Un recién nacido que recibe alimentados materna hasta los 6 meses es menos propenso a desarrollar hábitos de succión no nutritiva.
  2. La necesidad de chupar depende del niño y va disminuyendo con la edad.
  3. Es más difícil abandonar la succión del dedo que la del chupete
  4. Las secuelas irreversibles para su dentadura llegarán a partir de los dos años
  5. Para paliar los efectos debemos conocer qué chupete es el idóneo según la edad de nuestro hijo.

Tipos de chupete

Al igual que el gesto de succión es innato, tenemos que favorecer al pequeño un cambio de chupete acorde a su desarrollo. En el mercado vamos a encontrar  varios tipos de tetinas: tetinas de silicona y tetinas de látex. Y varios formatos: anatómico, redondo o simétrico.

La principal característica de las tetinas de látex es que no se pueden deformar es decir, con el uso nuestro hijo no las deformará y su forma respetará las necesidades del paladar para sus primeros meses. Estas tetinas son recomendables hasta que comienza la dentición (6 meses)

Las tetinas de látex sí se agrandan con el uso, cuentan con un olor y característico. Se desgastan más rápido que las de silicona pero cuentan con la ventaja de ser resistentes al desgarro por mordedura. Son recomendables a partir de los 4 o 6 meses, cuando empiezan a aparecer los primeros dientes de nuestros pequeños.

Si el bebé utiliza mucho el chupete debemos optar por tetinas anatómicas ya que sus diseños son específicos para intentar cuidar el paladar de nuestros hijos. El inconveniente lo encontramos cuando el niño gira el chupete porque la forma de la tetina dejará de cumplir su función y podría ocasionar otros daños si el niño toma un mal hábito de mordida por ejemplo.

Chupar el dedo presentará peores consecuencias en el niño que con el uso del chupete. En otro post os contaremos cuáles son esas consecuencias y cómo podéis evitarlas.

Recordar que el chupete tiene que ser un recurso de uso eventual, espaciado y de corta duración. ¿Lo utilizan vuestros hijos? ¿Cómo conseguisteis quitárselo?

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